Alguien abre la puerta, acomoda su patineta y se dirige a su destino a través del ruido de la ciudad y del tránsito que se va alejando mientras la patineta rueda…Llega a su destino y frena en seco con su pie la patineta; saluda a quienes se encuentran alrededor y empieza a pintar un muro con aerosol; es un grafitero. Comienza un graffitti y todo es tranquilidad mientras pinta ya que las bocinas y el bullicio están lejos.. Sin embargo de un momento a otro se acerca la policía y el grupo de amigos grita y corre alertando a aquel grafitero que aún no terminaba de pintar su obra…El graffitero suelta todo lo que tiene en las manos y emprende la huida en su patineta.
Salta un pequeño reductor, acelera, pasa el tránsito a toda velocidad, oye el insulto de aquel conductor que frenó en seco para no arrollarlo pero sabe que no puede parar hasta que no oiga el peligro de las sirenas policiales… Justo cuando el peligro acaba y ya no oye a los policias. El grafitero toma su patineta, agitado y sin aire por la huída, se queda en silencio varios segundos para confirmar que ya no es perseguido y efectivamente no oye nada más que el ruido de los grillos, típico de las noches en su ciudad; él, aliviado, suspira y sigue caminando…